23 de Enero de 2025
Con la implementación del Reglamento de la Ley N.º 32069, se introducen nuevos estándares en la conformación de las Juntas de Prevención y Resolución de Disputas (JPRD) y los requisitos para los adjudicadores en la contratación pública. Estas juntas son clave para prevenir y resolver controversias en proyectos públicos, fortaleciendo la transparencia, eficiencia y sostenibilidad de los contratos. Aquí exploramos sus características principales y la importancia de las habilidades blandas en este proceso.
Palabras clave: Ley 32069, Contrataciones Públicas, Arbitraje, Junta de Prevención y Resolución de Disputas, Validez del Contrato, Requisitos.
La contratación pública en Perú ha dado un giro importante con el Reglamento de la Ley N.º 32069, que incorpora las JPRD un mecanismo diseñado para abordar disputas de forma consultiva o decisoria. Estas juntas son una herramienta poderosa para abordar conflictos de manera temprana y técnica, priorizando la confianza y eficiencia en los proyectos. Con este avance, se busca optimizar recursos, reducir riesgos y mejorar la gestión pública.
Estos cambios regulatorios se aprobaron mediante el
Decreto Supremo Nº 009-2025-EF
Las Juntas de Prevención y Resolución de Disputas (JPRD) son un mecanismo especializado introducido en el Reglamento de la Ley N.º 32069 para gestionar y resolver conflictos en contratos públicos. Estas juntas tienen un doble propósito: prevenir controversias antes de que escalen y resolverlas de forma técnica, objetiva y rápida cuando ya han surgido. En esencia, actúan como una solución intermedia entre la negociación directa y procesos más complejos como el arbitraje o el litigio.
Su obligatoriedad depende del tipo de contrato y el monto involucrado. Por ejemplo:
La integración de estas juntas está diseñada para ser proporcional al tamaño y complejidad del proyecto:
Además, las JPRD no solo abordan disputas técnicas o contractuales; su enfoque preventivo implica intervenir desde las primeras señales de desacuerdo, facilitando soluciones antes de que los conflictos se conviertan en problemas más costosos y prolongados. Este mecanismo refuerza la seguridad jurídica, optimiza recursos y fomenta la transparencia en la ejecución de los contratos públicos.
Supuestos para interponer recurso de apelación en un proceso de selección: ahora es viable apelar la declaratoria de desierto.
La garantía por recurso de apelación del 0.5% de la cuantía del procedimiento de selección o del ítem que desee impugnar hasta un máximo de 25 UIT.
La eliminación de la responsabilidad del titular de la entidad por la autoridad de gestión administrativa.
La autorización de ejecución y pago de prestaciones adicionales de obras mayores a 15% hasta un máximo de 30% del monto originalmente contrato. Antes solo era hasta el 15%.
La aceptación de la emisión de facturas negociables por parte de las micro y pequeñas empresas – el cual puede ser emitido por plazos no mayores a 180 días.
En los contratos de ejecución de obra, los límites de indemnización derivados de la responsabilidad por vicios ocultos o de cualquier incumplimiento del contratista o de la entidad son establecidos en el contrato.
Nuevas causales para resolver el contrato.
Nuevas causales para declarar la nulidad del proceso de selección.
En caso de aprobarse adicionales de obra por deficiencias en el expediente técnico, se debe informar al Tribunal de Contrataciones Públicas y a la Contraloría General de la República a fin de que inicie los procesos administrativos contra las empresas que elaboraron los expedientes técnicos.
Constituye falta grave de la autoridad de gestión administrativa o quien haga sus veces, la demora en el pago.
La responsabilidad de la entidad contratante, por negarse a corregir vicios, errores u omisiones en el expediente técnico o demore en darle solución mediante la aprobación de prestaciones adicionales o la modificación de las especificaciones erróneas.
Cambia las funciones del SEACE – Sistema Electrónico de Contrataciones del Estado por el PLADICOP – Plataforma Digital para las Contrataciones Públicas.
Los cambios en la elaboración del requerimiento: antes el área usuaria realizaba el requerimiento de bienes, servicios y obras a contratar – ahora el requerimiento lo realiza la entidad de acuerdo a su plan multianual de bienes, servicios y obras, así como las etapas de formulación y programación presupuestarias correspondientes. El área usuaria o área técnica estratégica, según corresponde determina el requerimiento en coordinación con la dependencia encargada de las contrataciones.
El uso de los contratos estandarizados de ingeniería y construcción de uso internacional.
Los procedimientos de selección ahora se dividirán en contrataciones sujetas a procedimientos de selección competitivo y contrataciones sujetas a procedimiento de selección no competitivo.
Ahora el registro de participantes puede ser de tres tipos, dependiendo de la modalidad del procedimiento de selección: 1) lista abierta, lista abierta con invitación y lista cerrada.
La mayor transparencia en los procesos de selección, un ejemplo: una vez otorgada la buena pro, la DEC está en la obligación de permitir el acceso de los participantes y postores al expediente de contratación, salvo la información calificada como secreta, confidencial o reservada por la normativa de la materia, a más tardar dentro del día hábil siguiente de haberse solicitado por escrito, así como aquella correspondiente a las ofertas que no fueron admitidas.
El expediente técnico de obra debe contar con una estructura de costos definida de acuerdo con las particularidades que demande la complejidad del proyecto.
Para la elaboración de expedientes técnicos de obra, las entidades contratantes utilizan la metodología BIM en el marco del Plan BIM Perú y las disposiciones del Sistema Nacional de Programación Multianual y Gestión de Inversiones para la gestión de la información de las inversiones.
Estandarización de requerimientos: Art. 42.1. La estandarización de requerimientos es el proceso realizado para uniformizar los términos de referencia, especificaciones técnicas, requisitos de calificación o condiciones de ejecución contractual de los bienes, servicios, u obras, según corresponda; así como para identificar la naturaleza de los bienes y servicios con el propósito de determinar su estandarización.
La incorporación de la cláusula antisoborno.
En cuanto a garantías, se ha establecido las siguientes: 1) el fideicomiso, 2) la carta fianza financiera, 3) el contrato de seguro y 4) la retención de pago.
Supuestos de caducidad para iniciar el arbitraje.
Enumeración de las controversias pasibles a conciliación.
En contratos menores, las partes pactan la conciliación como mecanismo de solución de controversias.
La obligatoriedad de los árbitros, adjudicadores, instituciones arbitrales, centros que administran juntas de prevención y resolución de disputas de registrar en el PLADICOP la información de los procesos arbitrales y resoluciones en disputas.
La obligatoriedad del pago del laudo y su acceso público.
Requisitos para administrar u organizar arbitraje o junta de prevención y resolución de disputas por parte de los centros de arbitraje: ejemplo: 5 años de experiencia administrando arbitrajes, ISOs de gestión de calidad y antisoborno.
Requisitos más flexibles para ser árbitro o adjudicador – 3 años de experiencia.
La regulación del arbitraje de emergencia.
Régimen de infracciones y sanciones a proveedores, ejemplos: 1) desistirse o retirar injustificadamente su propuesta de manera reiterada, 2) elaborar expedientes técnicos de obra con deficiencias o información equivocada, 3) supervisar la ejecución de obras de manera negligente, de modo que perjudique económicamente a las entidades contratantes.
La regulación de la inhabilitación temporal.
Supuestos para la aplicación de sanción por debajo del mínimo previsto.
Supuestos de infracción y sanción a los centros de arbitrajes.
La implementación del uso de aplicativos.
El éxito en el desempeño de un adjudicador no depende exclusivamente de su experiencia profesional y formación académica. La capacitación en habilidades blandas es igualmente crucial, ya que estas potencian la efectividad del proceso de resolución de controversias, fortaleciendo tanto la calidad de los resultados como la confianza en el mecanismo. Un adjudicador no solo interactúa con normas y documentos, sino también con personas que enfrentan conflictos cargados de emociones, tensiones y expectativas. Por ello, habilidades como la comunicación efectiva y la escucha activa son esenciales para garantizar que las partes se sientan escuchadas, comprendidas y respetadas, promoviendo un ambiente de confianza y aceptación de las decisiones.
El manejo de tensiones y desacuerdos entre las partes requiere una sólida capacidad en gestión de conflictos y negociación, competencias que previenen la escalada innecesaria de disputas, protegiendo los plazos y asegurando resultados de calidad. Sin estas habilidades, incluso los procesos mejor diseñados pueden perder efectividad y credibilidad. Además, la toma de decisiones no solo exige un análisis técnico riguroso, sino también la capacidad de comunicar de manera clara y comprensible las razones detrás de cada resolución. Esto refuerza la percepción de imparcialidad y profesionalismo, elementos fundamentales para la legitimidad del proceso.
En escenarios complejos, marcados por plazos ajustados y un volumen significativo de pruebas, habilidades como la gestión del tiempo y el pensamiento crítico son determinantes para garantizar decisiones oportunas y bien fundamentadas. Igualmente, el liderazgo desempeña un papel clave al permitir al adjudicador coordinar audiencias, mantener el control del proceso y fomentar la colaboración entre las partes involucradas y otros actores clave.
Las habilidades blandas no son un complemento opcional, sino un componente indispensable en el desempeño del adjudicador. Estas no solo refuerzan su capacidad técnica, sino que lo convierten en un facilitador de soluciones justas, eficientes y sostenibles. En un entorno donde la confianza y la percepción de justicia son pilares esenciales, las habilidades blandas elevan el rol del adjudicador más allá del cumplimiento técnico, posicionándolo como un actor clave en la construcción de procesos más humanos y efectivos.
La implementación de las JPRD bajo el marco de la Ley 32069 representa un avance significativo en la gestión de conflictos en contratación pública. Sin embargo, su éxito depende en gran medida de la calidad de los adjudicadores que las conforman. Para garantizar procesos efectivos y justos, es indispensable que estos profesionales no solo cumplan con los requisitos técnicos y normativos, sino que también se capaciten en habilidades blandas que les permitan gestionar las complejidades humanas inherentes a cualquier controversia. Solo así se puede asegurar que las JPRD cumplan su función de prevenir y resolver disputas de manera ágil, eficiente y transparente, fortaleciendo la confianza en los procesos de contratación pública en el Perú.
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